Desde que Colombia se convirtió en receptor de flujos migratorios mixtos varias discusiones de todo tipo se han abierto al respecto. El periodismo no es ajeno a esa situación y debemos constantemente pensar en fórmulas que respondan a cómo construir un periodismo que, como escenario que alimenta e incide en el debate público, adopte narrativas que eviten replicar actuaciones o discursos estigmatizantes y, en cambio, amplíe espacios para que las realidades, necesidades y oportunidades de la población que llega al país, y la población que los acoge, sean también expuestas. Es por esto que la FLIP, con el apoyo de ACNUR, ha realizado entrevistas a 20 periodistas de diversas regiones del país (Entre las que se encuentran La Guajira, Vichada, Arauca, Norte de Santander, Boyacá, Nariño, San Andrés) así como un grupo focal con otros/as 10 periodistas regionales para entender cómo se percibe el movimiento mixto de refugiados y migrantes desde el periodismo y a partir de ello formular recomendaciones a los/las periodistas que les permita ser críticos y empáticos con el trabajo que se desarrolla en relación con este tema antes y durante la construcción de artículos, notas, reportajes o cualquier trabajo periodístico.
#LibresDeXenofobia
• Cuestiono si dentro de mis trabajos periodísticos estoy utilizando palabras asociadas a eventos catastróficos para describir el flujo mixto migratorio, por ejemplo: la utilización de términos como avalancha o tsunami.
• Como mecanismo que alimenta el debate y la opinión pública y ante la responsabilidad social del oficio, la utilización de lenguaje despectivo y abiertamente discriminatorio no tiene lugar en el periodismo. Evito completamente referirme a las personas como “veneco”, “chamo” y demás palabras irrespetuosas y no permito que ese tipo de lenguaje se vea reflejado tampoco en entrevistas o espacios en vivo.
• Cuestiono si la forma en que presento un contenido resulta sensacionalista o si utiliza clickbait para hacer su contenido más llamativo. Detrás de esos titulares existe el riesgo de caricaturizar, estigmatizar y profundizar la exclusión frente a personas refugiadas y migrantes. Por ejemplo.
• Al utilizar imágenes cuestiono si estas invaden la intimidad de los sujetos retratados, si resulta sensacionalista o si promueven una percepción de marginalidad. Detrás de cada imagen hay personas
o situaciones que merecen contexto.
• ¿Mi ejercicio periodístico en torno a población refugiada y migrante tiene en el centro los derechos humanos que a toda persona le corresponden?.1
• ¿Conozco referentes de otros lugares del mundo que hayan recibido flujos mixtos migratorios, reviso qué buenas prácticas existen al respecto y cómo se pueden aterrizar tales referentes al contexto del país? En este enlacepuede encontrar varios ejemplos como referencia.
• Conozco y consulto la opinión de los actores relevantes en mi territorio que enfocan su trabajo a población refugiada y migrante y que puedan brindarme información al respecto. Tanto desde la oferta institucional como Migración Colombia de la Cancillería de Colombia o la Secretaría de Gobierno o Integración Social de mi municipio y departamento, hasta la de organizaciones que hacen presencia en el territorio como la Agencia de la ONU para los Refugiados, la Organización Internacional para las Migraciones, o plataformas de coordinación como el Grupo Interagencial sobre Flujos Migratorios Mixtos.
• En el medio en el que trabajo existen lineamientos específicos sobre cómo producir información en relación a refugiados y migrantes, de forma que no replique discursos estigmatizantes o excluyentes.
Algunas preguntas que sirven para alentar una discusión interna al respecto son:
• ¿En el medio sólo se habla de refugiados y migrantes para destacar hechos noticiosos negativos?
• ¿Existen espacios de información sobre la población refugiada y migrante y que se aleje de las narrativas de marginalización de forma que haya equilibrio en el contenido que se publica?
• ¿Se tienen en cuenta las particularidades de la población retornada al país?
• Yo y/o mi medio cuentan con herramientas suficientes para cubrir asuntos que requieran un enfoque diferencial de género o un enfoque diferencial étnico ante la situación que viven sectores particulares de la sociedad.
Es claro que la responsabilidad de contrarrestar la estigmatización frente a
las personas refugiadas y migrantes que llegan al país no recae completamente
en el periodismo. Diversos sectores de la sociedad comparten responsabilidades frente al asunto, pero sin duda el periodismo es parte importante de esa cadena. Sin embargo, el ejercicio del periodismo está sujeto a una altísima responsabilidad social que nos exige preguntarnos si estamos haciendo todo lo posible por alimentar el debate público en torno al flujo de refugiados y migrantes desde una perspectiva que se aleje de la estigmatización y propenda por brindar información oportuna a todas las personas en el territorio nacional.
Las recomendaciones arriba descritas apuntan justamente a reflexionar y preguntarse qué tanto podemos hacer desde el periodismo para construir
una sociedad más y mejor informada, alejada de la exclusión y la estigmatización.
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