Su cabeza gacha trata de ocultar las lágrimas que saltan a borbotones de sus ojos. Cada palabra que expresa contiene dolor, tristeza e impotencia. Sus manos temblorosas tratan de ocultar en su rostro el sufrimiento que ha vivido por tener que dejar su casa, su tierra . Su relato cuenta lo complicado que era estar en su país y cómo aquí ha pasado por situaciones muy complicadas y dolorosas, desde dormir en la calle, hasta ver aguantar hambre a sus hijos o trabajar en lo que nunca imaginó.
Afortunadamente, acompañando a #SomosPanaColombia ha encontrado ayuda en esas redes solidarias que se tejen entre los humanos que saben que todos nos necesitamos. Es la historia de 108,4 millones de personas desplazadas por la fuerza en todo el mundo. En Colombia hemos vivido esa experiencia, no sólo por todos los colombianos que se han tenido que desplazar internamente o han emigrado por la guerra, sino que también somos receptores de hermanos venezolanos que han dejado su país por tantas razones.
Creo que esa experiencia tiene que ser una motivación para disponer la mejor actitud personal y social en favor de estas personas que lo han dejado todo para buscar salvar la vida o tenerla dignamente.
Tenemos que destacar lo que aporta la migración y no concentrarnos en las noticias que nos hacen creer que el delito tiene nacionalidad; el gobierno también debe concretar formas favorables para que estas personas migrantes puedan normalizar su vida.
Ayer leía una nota de prensa que hablaba sobre los problemas que tienen los niños migrantes para acceder a la educación. Dice que el 16% de ellos se quedan sin poder asistir al colegio. Los motivos de esta problemática son varios, y pasan por la falta de cupos, el bullying y problemas con la documentación. Esto genera un futuro sin muchas oportunidades que ocasionará problemas sociales más grandes.
Hoy en el Día Mundial del Refugiado, desde las Naciones Unidas ACNUR, se insiste en defender los derechos, las necesidades y los sueños de estas personas que han abandonado sus casas, buscando que puedan tener recursos para progresar, y no simplemente para sobrevivir. Hoy por ti mañana por mí.