Personas con bajos niveles de empatía, es decir, que no pueden comprender profundamente la realidad de otra persona (“ponerse en sus zapatos”) son más propensos a contagiarse de la carga de la xenofobia.
También se da el caso de quienes se contagian por presión social, para pretender encajar en un grupo que ya manifiesta rechazo y discriminación.
Es posible también que algunas personas se dejan contaminar por noticias falsas y manipulación de la información. Y están aquellos asintomáticos, que piensan que no están contagiados, pero ante situaciones de rechazo y discriminación desvían la mirada haciendo como si no pasara nada.